¡Derogan las leyes de Asimov!
Scarlet Legonía es una adolescente de 15 años a la que le gusta desafiar las normas vigentes (*). Hace poco, ganó el concurso de cuento Yo soy el robot, organizado por el proyecto Escuelab y Ata (Alta tecnología andina). Su historia, que, es cierto, pudo haber sido afinada un poco más, trata de un autómata que tiene algo de Hannibal Lecter y de Jack el destripador.
El pasado domingo 7 de noviembre, el Dominical de El Comercio publicó íntegramente su cuento que puede ser leído aquí. Lamentablemente, Escuelab ha desactivado los enlaces a los otros cuentos que participaron en el concurso. Esperamos que puedan reponerlos pronto.
Para no dejarlos con la intriga, pongo esta muestra del talento un poco siniestro de la joven Scarlet:
El robot era bien astuto, lo que pensabahacer era cortarle el pellejo y ponérselo encima
y así luciría como Juan. Primero, lo degolló,
luego le sacó toda la piel y así fue logrando su
venganza".
(*) La historia ganadora del concurso de Escuelab derriba las leyes de la robótica, un conjunto de normas establecidas por el famoso Isaac Asimov en la mayoría de sus novelas y cuentos de ciencia ficción, que hoy son reinterpretadas por autores contemporáneos.
Estas son las tres leyes:
1.Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2.Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3.Un robot debe proteger su propia existencia (por ser un sistema muy costoso), hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.